viernes, 20 de noviembre de 2015

La compasión


Hoy recordaba lo que era sentir compasión, y las emociones positivas de calma, felicidad y gratitud que hay en dar y recibirla. Me preguntaba si es posible crearla y cómo practicarla incluso con quien no se lo merezca, descubrí que no sólo es posible sino que puede traer grandes beneficios físicos, emocionales y espirituales, si coincidimos en que uno de los objetivos principales de la vida es ser feliz, entonces la compasión es fundamental y podemos cultivarla practicando algunos de los siguientes pasos:

1. Practica la empatía: al ponerte en los zapatos de la otra persona, intentando imaginar que experimentamos el sufrimiento o emociones desde la perspectiva de ellos practicamos la empatía, para tratar de crearla podemos imaginar que es un ser amado el que está en esa posición y cómo reaccionaríamos ante su sufrimiento.

2. Practica puntos en común: en lugar de centrarnos en las diferencias con los demás, tratemos de reconocer las cosas que hay en común, al fin de cuentas todos somos humanos y necesitamos afecto, atención y felicidad. Podemos usar un sencillo ejercicio para hacerlo, recordando  decirnos internamente al reunirnos con amigos y extraños; Como yo, esta persona": 
- Busca felicidad en su vida, 
- Trata de evitar el sufrimiento en su vida
- Conoce la tristeza, la soledad y la desesperación
- Está buscando satisfacer sus necesidades
- Está aprendiendo sobre la vida  

3. Practica aliviar el sufrimiento: este es el núcleo de la compasión. Puedes imaginar el sufrimiento de ese ser, ahora supón que eres tú el que está sufriendo y cuanto te gustaría que terminara, reflexiona lo feliz que serías si alguien te ayudara, abre tu corazón y medita sobre ese sentimiento. Si lo practicas crecerá y se fortalecerá.

4. Practica el acto de amabilidad: igual suponiendo que tú eres el que experimenta la situación de sufrimiento imagina qué te gustaría que hiciese el otro por ti para que dejaras de sufrir. Ahora cambia los papeles y hazlo. Puedes practicar haciendo algo regularmente para ayudar a terminar el sufrimiento de los demás, incluso algo pequeño como un abrazo, luego se hará un habito.

5. Practicar la compasión con aquellos que nos tratan mal: ser compasivos con quien amamos no implica demasiado esfuerzo pero si podemos hacerlo incluso con quienes nos tratan mal llegaremos a experimentar realmente niveles más elevados y espirituales de la compasión. Para ello cuando nos encontremos con alguien que nos trata mal, en lugar de reaccionar y enojarte, retírate. Luego en calma reflexiona sobre esa persona, trata de imaginar las cosas malas que le han sucedido, el humor, el estado mental o sufrimiento que debe tener esa persona para tratarte así. Comprenderás que puede que lo que hizo no está relacionado contigo sino con las cosas por las que está pasando. Ahora piensa un poco más sobre su sufrimiento, y ve si puedes imaginarte deteniendo su pesar, puedes mandarle a distancia cerrando los ojos sentimientos compasivos y amorosos (si no lo imaginas practica no resistir los sentimientos negativos y una vez hechos conscientes transformarlos en perdón). Recuerda que para practicar la compasión como habito debes aprender a manejar tus emociones. Finalmente piensa si has tratado mal a otros y aún así ellos actuaron sin hostilidad, con amabilidad y compasión hacia ti, intenta recordarlo para evitar tratar a alguien mal en el futuro.